En estos movimientos se basan gran parte de los estilos de baile posteriores debido a su técnica en la colocación de los distintos ejes del cuerpo y de la postura corporal, que permiten realizar giros y elevaciones sin perder el equilibrio.
Aunque sus orígenes se remontan a la Italia del Renacimiento, no fue hasta el reinado de Luis XIV (“el Rey Sol”) cuando Balthazar de Beaujoyeulx le puso el nombre de ballet y el coréografo y bailarín francés Pierre Beachamps ideó las cinco posiciones básicas de los pies del ballet. También en esa época nació la Académie Royale de la Dance (Academia Real de la Danza), la primera escuela de danza clásica, convirtiendo por primera vez el ballet en una profesión.
Al igual que en el flamenco se usan un tipo de calzado especial para el taconeo, en el caso del ballet se visten un tipo de zapatillas especiales llamadas puntas, que las bailarinas de ballet comienzan a usar una vez tienen la suficiente fuerza muscular en los pies y las pantorrillas para poder mantener su propio peso sobre la punta del pie.
Con ellas, que tienen la punta dura y se atan a la pierna mediante cintas, son capaces de interpretar coreografías como “El lago de los cisnes”, “La bella durmiente” o el “Cascanueces”, en las que abundan las piruetas y saltos sobre las puntas.
En el Centro El Lucero ponemos a tu disposición clases de ballet, con grupos tanto para niños como para personas adultas y niveles desde iniciación hasta avanzado. En ellas te enseñaremos la técnica de la danza clásica, las cinco posiciones básicas del ballet y otros movimientos como los pliés (demi-pliés y grand-pliés) o los relevés y podrás mejorar tu coordinación, tu equilibrio, tu elasticidad y tu musculatura mientras te diviertes bailando ballet.
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